Por qué es vital documentar el impacto psicológico del acoso escolar

Hay heridas que no dejan moratones, pero que cambian la forma en que un niño se mira al espejo. El acoso escolar, es decir, también conocido como bullying y ciberbullying, no siempre grita, pero siempre deja eco: en la autoestima, en el miedo a hablar, en la dificultad para confiar. Desde la psicología forense, sabemos que ese dolor emocional —aunque invisible— puede y debe documentarse. Porque lo que no se nombra, no se repara.

Mientras el psicólogo sanitario acompaña, contiene y trabaja con el menor en un espacio seguro y terapéutico, el psicólogo forense tiene otra misión: evaluar y traducir ese sufrimiento en un lenguaje técnico que los jueces puedan comprender. El niño no acude voluntariamente a consulta forense, ni busca consuelo, sino que entra en un proceso evaluador que requiere rigor, objetividad y ciencia.

La labor del psicólogo forense no es determinar si hubo acoso —eso compete al ámbito judicial—, sino valorar si ese hecho ha producido daño psicológico, y en qué medida y traducirlo para que sea tangible. Para ello, se realizan entrevistas clínicas, observaciones, y se aplican pruebas psicométricas estandarizadas que permiten establecer indicadores fiables. El resultado es un informe pericial que puede tener valor probatorio en sede judicial. No hay diagnóstico sin pruebas. No hay interpretación sin método.

A diferencia del entorno terapéutico, en el ámbito forense no existe secreto profesional. El informe no queda entre paciente y profesional, sino que se convierte en herramienta legal. Es un documento técnico que, si está bien fundamentado, puede marcar la diferencia entre la desprotección y la justicia.

AEPAE - Articulo: El daño que no se ve

Porque cuando un menor ha aprendido a callarse para sobrevivir, es importante que alguien escuche de verdad. Que alguien estructure su relato sin invalidarlo, que identifique los efectos del trauma, que le devuelva el derecho a ser creído. Eso es lo que permite la psicología forense: construir un puente entre la vivencia emocional y el lenguaje judicial. Dar forma al daño para que no quede impune.

Documentar no es revictimizar. Es reparar. Es poner datos al sufrimiento. Es abrir caminos de protección y reconocimiento. Porque el acoso escolar no solo pasa en el patio. A veces se queda dentro. Y duele mucho tiempo después.

Por eso, si tú o tu hijo habéis vivido una situación de acoso, no tengáis miedo de pedir ayuda. La psicología sanitaria puede acompañaros en el proceso de sanar, de entender el dolor y volver a confiar. Y la psicología forense puede ayudar a ponerle nombre y forma a ese daño cuando sea necesario defenderlo. No estáis solos. En AEPAE estamos para escucharos, para orientaros y, si lo necesitáis, podéis contactar con nosotros.

Porque nadie debería cargar en silencio con una herida que sí se puede curar. Y a veces, el primer paso no es gritar… sino que alguien te escuche de verdad.

Pilar Puente Martínez
Psicóloga en el ámbito sanitario y forense

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