Entramos en el tercer día de campamento, en el ecuador. Días centrales para el trabajo con dos emociones muy presentes en situaciones de violencia en las aulas, concretamente, el miércoles trabajamos el miedo.
El miedo es una emoción básica, que tiene una clara función de supervivencia en situaciones extremas, pero que también nos puede paralizar, o por el contario fomentar la huida. Es una emoción con muy mala prensa en algunas ocasiones, pero también muy necesaria. Hablaremos de ello.
Como todas las mañanas: levantada, desayuno y crossfit. Necesitamos arrancar el día con energía, porque prometía ser intenso.
Desde el área de autodefensa y teatro se trabaja durante toda la mañana alrededor de las reacciones físicas que puede producir una emoción como el miedo. Posiciones defensivas, voz, mensajes que emite nuestra corporalidad en la comunicación, confianza en el grupo, etc. ¡Qué importante todo esto a la hora de poner en el centro nuestro derecho a defendernos!
Por la tarde, actividad estrella: las tirolinas. ¡Qué necesaria para observar los bloqueos con los que muchas de las personas que han sufrido acoso escolar viven!
«No quiero”, “no puedo”, “yo no valgo”, “esto no es para mí” o “me bajo» son expresiones que escuchamos a lo largo de esta actividad año tras año que, por supuesto, se incrementan a mayor edad. En muchas ocasiones, como mecanismo de defensa tan interiorizado que del miedo llegamos a rozar la ansiedad. Pensamientos en bucle y creencias irracionales que me impiden estar presente en el momento que estoy viviendo, que me impiden disfrutar de ello y por tanto de la vida.
Creo que una de las frases más empleadas y dichas en este campamento ha sido «No hay un león gigante que te vaya a comer, EXPERIMENTA, PRUEBA A HACERLO, ABRE LOS OJOS, VÍVELO y luego vemos qué pasa». Para poder hacer esto, por supuesto hay que contar con una red, y no me refiero a una de tela, si no una red humana que me dé soporte y me acompañe en la experiencia, que confié en mi capacidad. Es la forma de acompañar a la infancia y adolescencia, en especial en estos procesos, donde necesitan recuperar la confianza en ellas y ellos mismos. La fuerza y el coraje lo llevan de serie, queda que lo vuelvan a experimentar, y para ello necesitan adultos presentes.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, es importante tener muy claro que aquello que yo me diga y que haga con lo que me sucede, va a ser trascendental respecto a cómo me voy a sentir después.
Hay muchos miedos que vivimos que no son reales, que proceden del discurso interno que nos decimos, o incluso miedos que no son nuestros sino proyectados de las personas de nuestro entorno.
Por ello, vivir situaciones de acoso escolar hace que el miedo se instaure en el cuerpo, porque lo que he hecho hasta ahora no ha funcionado; por ello, hay que probar opciones distintas que, aunque me generan mucha incertidumbre, es necesario poner en juego para que ocurra algo diferente. Hacer lo mismo que llevo haciendo hasta ahora no funciona. El cuerpo no miente, porque no olvida, por eso necesitamos darle otros registros que generen empoderamiento: esto es la metodología AEPAE.
Sin duda, un día de superación personal, que termina con llamadas a las familias, evaluación del día y tiempo libre… ¡que nos lo hemos ganado! ¡Hasta mañana!
Verónica Millán Ruiz
Área de Psicoasertividad de AEPAE
