Mi experiencia como ponente motivacional en el pasado TEDx de Vitoria, fue apasionante. Fui capaz de motivar, emocionar y concienciar a los asistentes en el grave problema social del acoso escolar y la violencia en las escuelas. El formato TED es muy exigente: 18 minutos como máximo en una ponencia que deje huella en los asistentes.
TED (Tecnología, Entretenimiento y Diseño) es una conferencia anual que se realiza en Vancouver (Canadá) que reúne a las mentes más brillantes de nuestra generación para que compartan sus ideas con una audiencia selecta de personas con la mente abierta. El programa se basa en temas variados. Estas “Charlas TED” luego se ponen online a disposición del público y de forma gratuita, para que esas ideas se puedan difundir en el mundo.
El programa TEDx (x= TED organizado de forma independiente) se creó siguiendo el espíritu de la misión de TED, “ideas que merecen ser difundidas”. El programa está diseñado para facilitar a las comunidades, organizaciones y personas la oportunidad de crear experiencias que se parecen a TED, de una forma local y gracias a sus propios eventos. Desde la creación de este programa, ha habido más de 10.000 eventos TEDx que han difundido ideas alrededor del mundo en lugares como Teherán, Tokio, Sydney y, por supuesto, Vitoria-Gasteiz (TEDx Almendra Medieval).
Sin duda un gran reto y una gran responsabilidad. Desde que recibí la invitación hace ya tres meses y tras dos meses de preparación de contenidos, presentaciones y ensayos, fui puliendo la ponencia para que fuese lo más eficiente posible. Finalmente, decidí hacer dos partes: la primera, en primera persona, como si yo mismo fuese Samuel, un niño de 11 años, que sufre un largo proceso de acoso escolar desde los 5 años, hasta llegar a suicidarse a los 11. Me emocioné contándoselo al público del Palacio de Congresos y Exposiciones Europa de Vitoria, ante más de 500 espectadores. Vinieron a mi mente los más de 100 casos muy graves de acoso escolar que hemos atendido desde AEPAE. Recuerdo fugazmente a Javier, con dos intentos de suicidio, a Carolina con estrés postraumático que se arrancaba el pelo de la cabeza, a Santiago que llegaba a autolesionarse, a Mario con la pierna escayolada después de ser empujado escalera abajo o a Lucía que era incapaz de esbozar una sonrisa, y recuerdos de tantos otros que han dejado huella tanto en mi como en mis compañeros de asociación. Todos ellos eran Samuel. Niños y niñas destruidos por la violencia de sus iguales, que piden ayuda y no la encuentran. Niños que han empezado a superar el acoso escolar y a sonreír de nuevo.
Después de la introducción de Samuel, pasé a contar, ya desde mi verdadera identidad como Presidente de AEPAE, qué podemos hacer para que esto no ocurra. Para que Diego no vuelva a ser la próxima víctima de acoso escolar; la próxima víctima que salte al vacío; la próxima víctima que acabe con su vida porque es su única salida para no seguir sufriendo. Y hablé de qué pueden hacer los padres, y los profesores, y los colegios y los poderes públicos, para acabar con esta lacra que sufre uno de cada cuatro niños y va en aumento.
Para ello hemos creado el Plan Nacional para la Prevención del Acoso Escolar, según nuestra experiencia de más de 10 años y más de 3.000 intervenciones atendiendo a víctimas y a sus familias, la mejor manera de prevenir el acoso escolar. Se habla mucho del Plan Kiva de Finlandia, que tiene una gran implantación en varios países, pero el nuestro es aplicable aquí, en España, porque está basado en la propia idiosincrasia de nuestra sociedad, y lo hemos creado desde nuestra experiencia directa de más de 10 años. Tanto es así que ya lo están aplicando como experiencia piloto en Chile, Argentina y México.
Enrique Pérez-Carrillo de la Cueva.
TODOS CONTRA EL ACOSO ESCOLAR