El respeto a la diversidad es un concepto primordial que ha vertebrado nuestra sociedad en los últimos decenios, con el objetivo de construir una sociedad empática e igualitaria: los mismos derechos y oportunidades para cualquier persona, sea cual sea su condición. Pero la inclusividad, no puede ser tal, cuando no se destinan los recursos necesarios.

AEPAE - Autismo o el fraude de la diversidad

La última Ley de la Educación -que pretende eliminar los centros educativos de educación especial- nos parece un despropósito. Sobre todo, porque las madres y los padres son las personas que mejor conocen las necesidades de sus hijos, y deberían tener el derecho a decidir qué tipo de colegio es el más adecuado.

Como los hechos no son opinables -ya que son consecuencia de las acciones u omisiones y están exentos de ideología- podemos afirmar que miles de casos de acoso escolar tienen como víctimas a niños, niñas y adolescentes con diversidad funcional. ¿Es justo y humanitario obligar a estos menores a una educación ordinaria que les deja desprotegidos y les condena, en la mayoría de los casos, a un sufrimiento insoportable?

El fraude institucionalizado en que se ha convertido el acoso escolar es aún más evidente en los menores con TEA (trastorno del espectro autista o autismo). Sufren burlas, menosprecios, humillaciones y son continuamente revictimizados.

Les voy a relatar un caso reciente, que refleja esta situación:

Jesús O.M., de doce años, sufre acoso escolar desde hace 3 años, y arrastra una situación de indefensión aprendida que le ha ocasionado trastornos en la personalidad, continuos ataques de pánico y ansiedad. El centro escolar dice que hace lo que puede y que no tiene la culpa de que el chico sea tan susceptible y sensible. Sus compañeros le ridiculizan y le humillan continuamente, y ya ha verbalizado que quiere morirse. Lo más cruel de todo es que no tolera el ruido, pero, a pesar de ello, sus compañeros y compañeras le gritan para reírse de él, y su profesor dice que no puede hacer nada.

¿Qué tal si reúne a esos maltratadores y maltratadoras en un aula cerrada y les pone música a todo volumen durante 30 minutos para que tengan que soportarlo? ¿Por qué no se ha frenado el acoso escolar en su inicio? ¿Por qué no se abrió el protocolo cuando era urgente y solo a los 3 años cuando hay un daño probablemente irreparable? ¿Por qué no se sanciona a los acosadores? ¿Por qué no se sanciona a ese profesor que revictimiza a este niño? Así están las cosas.

El acoso escolar mata y lo está haciendo con el conocimiento de los responsables educativos. La excusa de que no hay dinero no nos vale. Habrá que reequilibrar las porciones de la tarta del presupuesto, reduciendo chiringuitos y gastos superfluos e innecesarios. El sistema no puede exigir a los menores una educación obligatoria si no les protege. Así de claro. Así de simple.

Enrique Pérez-Carrillo de la Cueva
Presidente de AEPAE

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