Bien es sabido que el teatro ha sido (y sigue siendo) el espejo en el que la humanidad se ha mirado durante siglos para re-conocerse, para emocionarse y para soñar otros mundos posibles. Forma parte de nuestro ADN cultural como civilización.
En su origen etimológico, la palabra teatro, (del griego theatron) significa lugar para ver o medio de contemplación. Si además a este sustantivo (teatro) le añadimos el adjetivo “aplicado” la ecuación cambia radicalmente y se convierte en una potente herramienta con un enorme potencial de transformación a nivel social, comunitario o educativo en contextos no convencionales.
En AEPAE, las técnicas de teatro corporal son uno de los ejes transversales en los que fundamentamos nuestra metodología de trabajo, combinándola con técnicas de autodefensa, arte terapia, psicología y acompañamiento emocional. Pero ¿qué puede aportar el teatro como herramienta en la prevención del acoso escolar?
Las técnicas parateatrales que empleamos en AEPAE tienen una doble función principalmente:
- Facilitar la expresión de emociones como la rabia, la frustración, el miedo o la tristeza acumuladas durante un largo tiempo por medio de ejercicios psico-físicos.
- Recuperar la seguridad y la confianza en uno mismo perdidas durante años de maltrato físico y psicológico.
Gracias a estas técnicas conseguimos que niños, niñas y adolescentes vuelvan a conectar consigo mismos, prestando atención a aspectos fundamentales como son una correcta actitud corporal, el contacto visual, la percepción espacial, la voz y la palabra entre otros. También trabajamos con ejercicios de role playing para recrear situaciones límite donde tener una actitud asertiva es clave para una correcta resolución de conflictos.
Como educador, personalmente considero que el teatro es la asignatura total que le falta a nuestro sistema educativo. Me resulta cuanto menos paradójico que en un mercado laboral en el que cada vez más se demandan habilidades como hablar en público, el liderazgo y la gestión de equipos, la inteligencia emocional o la capacidad de improvisación; el teatro no tenga cabida dentro de nuestros currículos educativos… pero eso ya es otro tema que merecería un post aparte.
Jorge Quesada
Área de Teatro Corporal de AEPAE