Una de las principales inquietudes de los progenitores es detectar si su hijo o hija puede estar sufriendo acoso escolar. Las señales de alerta son muy claras y es fundamental estar atento a las mismas para intervenir cuanto antes, ya que el acoso escolar es un proceso de maltrato sumatorio e incremental, que puede generar un daño que puede desembocar en ansiedad, depresión, estrés postraumático, autolesiones e ideación suicida.
Es de capital importancia saber diferenciar una situación de maltrato puntual del acoso escolar; más aún cuando suele ser una de las justificaciones del centro escolar para restarle importancia, o no abrir el protocolo de actuación.
Existen muchas definiciones de acoso escolar. Algunas muy académicas y no muy claras para el profano de la psicología. En AEPAE utilizamos una definición muy sencilla incluso para los propios menores.
Podemos definir acoso escolar como cualquier tipo de maltrato, entendiendo maltrato como cualquier conducta que nos haga daño: que nos insulten, que nos golpeen, que nos excluyan, que nos amenacen, que se rían de nosotros, etc. Ese maltrato debe ser reiterado y es muy importante especificar la reiteración: tres veces es acoso. Si el maltrato ocurre una sola vez es puntual, si ocurre dos veces, puede ser casual. Pero si ocurre tres veces, empieza a ser sistemático contra el mismo niño o niña. No tenemos que olvidar, que el acoso escolar, por definición, permanece oculto a los ojos de los adultos -el que acosa busca la ocasión de hacerlo-, de manera que es muy probable que sean más de esas tres ocasiones.
De ahí la importancia de que, una vez detectado el acoso, es fundamental escribir una cronología de los hechos, que contenga: quien o quienes realicen el maltrato, en qué lugares, desde cuando pasa, si se lo ha comunicado al tutor o tutora y cualquier otro detalle que pueda resultar importante, para comunicárselo al centro escolar.
Para continuar con nuestra definición: el maltrato reiterado debe suceder entre iguales -esto es, entre compañeros y compañeras del centro escolar, sin importar si es de su misma aula o no-, y en las instalaciones del centro escolar -aulas, pasillos, baños, patio, comedor, gimnasio, ruta del autobús e incluso en el perímetro del centro escolar-.
El acoso escolar es siempre intencional, ya que se hace para obtener un beneficio -ser más popular, obtener las pertenencias de la víctima, su comida, llamar la atención, etc-. Y, por último, en todo proceso de acoso escolar se acaba produciendo el desequilibrio de poder -el acosador o acosadora se empodera y la víctima pierde su confianza y autoestima-, pero esto puede tardar semanas, meses e incluso años y dependerá de la frecuencia del acoso, de su intensidad y de la resiliencia de la víctima. Por lo tanto, la intencionalidad y el desequilibrio no deben ser nunca requisitos para confirmar el acoso. Son circunstancias que ya están implícitas en el proceso.
Ahora vamos a abordar las señales de alerta. Es importante destacar que hay dos puntos de inflexión en un proceso de acoso escolar. El primero es cuando la víctima tiene la expectativa de que le va a ocurrir de nuevo, después de haber sufrido varios episodios de maltrato. La víctima está en continuo estado de alerta y somatiza en su cuerpo esa sensación de peligro y ansiedad constantes.
El segundo punto de inflexión es más peligroso: la víctima normaliza el maltrato y asume su rol de víctima. En este punto aparecen las autolesiones, la ideación suicida y el estrés postraumático.
Esta serie de señales de alerta, de menor a mayor intensidad, nos pueden ayudar a detectar que nuestro hijo o hija pueda estar sufriendo acoso:
1.- Cambios en el comportamiento normal
2.- Temor a ir al colegio
3.- Explosiones de ira
4.- Insomnio y pesadillas
5.- Ansiedad y tristeza
6.- Enuresis (hacerse pis)
7.- Dolores de tripa y de cabeza
8.- Disminución en el rendimiento escolar
9.- Ideación suicida
10.- Estrés postraumático y autolesiones
En nuestro protocolo de actuación se puede consultar la manera de actuar en caso de detectar el maltrato.
Además de las señales de alerta, también hay herramientas psicométricas que pueden detectar si nuestro hijo o hija está sufriendo acoso escolar, como el test AVE o el test TEBAE, por ejemplo.
Como novedad, AEPAE -siempre a la vanguardia de la prevención del acoso escolar- ha preparado, gracias a su equipo de psicólogos, un test que se puede completar de forma gratuita, online, rápida y sencilla en nuestra página web; y cuyos resultados se reciben en la misma página, sin incorporar datos personales de la posible víctima de acoso escolar.
Enrique Pérez-Carrillo de la Cueva
Presidente de AEPAE