L., víctima de acoso escolar que acudió al campamento de verano para victimas severas que desarrolló AEPAE el pasado mes de Julio, nos envió esta bellísima carta de agradecimiento que nos anima a seguir trabajando por el bienestar y la salud mental de la infancia y la adolescencia, y que resume la labor y el espíritu de AEPAE ¡Qué mejor cierre para este año 2021!
« Tenía muchas ganas de hacer esta carta de agradecimiento para vosotros porque, sinceramente, lo que hacéis es algo que me dejó impresionada. Daros las gracias no es suficiente para expresaros lo que siento después del campamento.
Me ayudasteis muchísimo a desahogarme, a aprender a defenderme, a pisar fuerte, a no agachar la cabeza, a que no soy menos que las personas que se meten conmigo… y sobre todo: a aprender a poner mis propios límites.
Con respecto a las actividades, me gustaron todas, pero en especial hay dos que son mis favoritas. Una de ellas es la de los palos, en esa me desahogué muchísimo, no sabéis todo lo que saqué. Sinceramente me sorprendí a mí misma porque jamás me había puesto así. Es como si me hubierais ayudado a abrir una puerta que llevaba muchísimo tiempo cerrada y dentro hubiera un monstruo deseando salir y ser libre, y eso con vosotros lo logré. Ese monstruo me llevaba acompañando todo el curso, desde que entraba por clase hasta que llegaba a mi casa, y muchas veces lo pagaba con mis padres sin que ellos tuvieran la culpa de nada. Pero me costaba muchísimo controlarlo, ya que tampoco sabía cómo defenderme porque me estaban atacando por todas partes. Pero ahora ya sí sé hacerlo, ahora sé cómo no agachar la cabeza, sé cómo hacer que no me afecten las críticas, ahora sé pisar fuerte y ahora sé poner límites. Sólo espero que sigáis así muchos años más, ayudando a la gente a descargar la mochila que llevan a sus espaldas, a enseñarles a ser fuertes y a que no se dejen pisar por nadie.
Vuelvo a decir que me encanta la forma en que ayudáis, ver cómo a la gente que más le cuesta sacar sus sentimientos les dais su tiempo hasta que empiezan a salir lágrimas de sus ojos, y es entonces cuando reconocen lo que les pasa y les abrazáis. Yo, cuando vi eso sentí una emoción impresionante. »
Gracias por ayudarme y ser quienes sois, os quiero muchísimo.
Millones de besos y abrazos enormes.
L., 16 años, víctima severa de acoso escolar
Alumna de los campamentos de verano de AEPAE