Hola, soy yo, el pupitre. Hoy he visto a Adrián encerrarse en el baño. Dicen que es gay, que se relaciona solo con las chicas, que habla muy fino y que se pinta las uñas de negro.

«¿Dónde está la foca de Sonia?» (Si los pupitres hablaran)

Le persiguen y humillan constantemente. El solo sonríe, con una mueca vacía de amor propio, con el cuerpo paralizado, como un cervatillo al que persigue una jauría de lobos.

El otro día, le enseñaron en el teléfono móvil un vídeo pornográfico y le preguntaron en voz alta que qué le iba a hacer a la rubia tetona del videoclip. El dijo, asustado, que nada. Le volvieron a humillar diciéndole: “maricón, vete a mamarla”. Se ha encerrado en el baño, para llorar sin que nadie le vea. Ha vuelto a la clase, y le he visto arañarse el antebrazo con un bolígrafo por debajo de la mesa, para calmar su ansiedad.

Le da vergüenza contárselo a sus padres. No comprende como los profesores no se dan cuenta. Se siente invisible y tiene los antebrazos llenos de arañazos.

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