Definición:

El acoso escolar es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal, físico, social y/o virtual producido entre escolares de un mismo entro, de forma reiterada a lo largo del tiempo, tanto en el aula y otros espacios del colegio, como a través de las redes sociales e internet.

Conceptos Clave:

Reiteración: cuando el maltrato ocurre tres o más veces ya es acoso escolar: no es un suceso puntual ni casual y comienza a ser sistemático contra el mismo niño o niña, provocando la anticipación, el continuo estado de alerta, la ansiedad y el inicio del proceso de indefensión aprendida.

Desequilibrio de poder: en el proceso del acoso escolar, el victimario se empodera y la víctima va perdiendo de forma paulatina su confianza y autoestima. En el proceso influyen tres factores: la frecuencia del acoso, la intensidad y la resiliencia de la víctima. No es necesario demostrar ese desequilibrio de poder para considerar el maltrato reiterado entre iguales dentro del centro educativo, como acoso escolar. El desequilibrio de poder puede no ser visible a simple vista, pero esta en proceso y ya está produciendo daño emocional y psicológico a la víctima.

Intencionalidad: En todo proceso de acoso escolar, la intencionalidad está implícita en su desarrollo. El que acosa lo hace siempre porque obtiene un beneficio, sea el que sea: popularidad, colocarse el primero en la fila, controlar el material deportivo, apropiarse de cualquier objeto, etc. No es un requisito demostrarla para definir el acoso escolar como tal.

Acoso Escolar 2

Proceso sumatorio: El acoso escolar es un proceso que va siempre a más, nunca va a menos si no se interviene. Es la gota a gota que va llenando el vaso.

Proceso incremental: El acoso escolar es incremental, que quiere decir que en cualquier momento de su desarrollo puede producirse un suceso de especial intensidad, que incrementa el daño de forma exponencial. Es cuando el vaso se desborda de golpe.

Puntos de inflexión: En todo proceso de acoso escolar hay dos puntos de inflexión. El primero es la somatización, cuando la víctima anticipa que le va a ocurrir de nuevo y entra en un continuo estado de alerta y ansiedad. El segundo punto de inflexión es la rendición, cuando la víctima siente que no hay salida, que nadie le ayuda e incluso que se merece el maltrato. Cada una tiene sus propias señales de alerta.

  • Señales de alerta más comunes en la fase de somatización:

  1. Cambios en el comportamiento habitual
  2. No querer ir al colegio
  3. Dolores de tripa o de cabeza
  4. Insomnio y pesadillas
  5.  Enuresis
  6.  Disminución del rendimiento escolar
  • Señales de alerta más comunes en la fase de rendición:

  1. Estrés postraumático
  2. Autolesiones
  3. Ideación suicida

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